La pesca marina y continental hoy se encuentra en una importante encrucijada. Por un lado, hacen una crucial y creciente contribución a la seguridad alimentaria, nutricional y de medios de vida, como se refleja, por ejemplo, en estadísticas que 22 de los 30 principales países consumidores de pescado son países de bajos ingresos con déficit de alimentos (LIFD).
Por otro lado, a pesar de los éxitos significativos, la proporción de poblaciones de peces marinos en los niveles biológicamente sostenibles continúan disminuyendo, especialmente en las regiones menos desarrolladas, mientras que en el interior las pesquerías se ven profundamente afectadas por la creciente demanda de agua dulce. Además, los impactos de un el mundo cambia rápidamente en el sector pesquero se está volviendo cada vez más relevante a medida que avanzamos hacia la mitad del siglo
